LA PARÁBOLA NOS ENSEÑA QUE...
Vivir como Jesús no es fácil. Él nos pide que seamos felices siendo muy buenas
personas. Pero… muchas veces nos cansamos.
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Como cuando jugamos a
nuestros juegos favoritos. Podemos pasar mucho tiempo haciéndolo, pero en algún
momento nos da hambre o sueño. Pero la comida común o dormir un poco, no
nos alcanza para darnos las fuerzas que necesitamos para crecer felices siendo
buenas personas.
Para
eso Él nos prepara una mesa y un asiento especial para que descansemos y nos
alimentemos: La Eucaristía.
Es
un pan que nos da fuerzas de corazón. Porque es Jesús mismo el que se queda con
nosotros para guiarnos desde nuestro propio corazón.
Estamos preparando el corazón para recibir la Eucaristía, a Jesús dentro nuestro, muy cerquita siempre para que nos guíe y nos ayude a elegir el mejor camino.